Me he comprado un iPad para usarlo cuando estoy en el sofá

Reconozco que el título es un poco clickbait. Realmente la intención principal no es solamente usarlo en el sofá, pero sí es cierto que es el uso que más le doy. Y explicaré por qué.

Cuando estoy en mi estudio, trabajo desde mi iMac 5K. Cuando no estoy en mi estudio, trabajo desde mi MacBook Pro. Consumo la mayor parte de contenido multimedia en mi Apple TV y para todo lo que se podría usar un iPhone, uso un iPhone. Entonces, ¿para qué quiero un iPad?

  1. Responder correos y ver noticias mientras desayuno, ya que intento no desayunar en el escritorio (aunque es lo que acaba sucediendo la mayoría de los días), para así cuando llegue a éste mi cuerpo y mi mente reaccionen en modo “okay, hora de currar a tope”.

  2. Consumir contenido y navegar más cómodamente que con el MacBook cuando estoy en un avión o en un tren.

  3. Dibujar con Paper o Procreate, aunque mi nivel me da mucha vergüenza.

  4. Leer (en la app de Kindle o Apple Books), pero fue la misma excusa que puse cuando me compré un Kindle y reconozco que lo uso mucho menos de lo que debería.

  5. Usarlo cuando estoy en el sofá, y de aquí el título del post. El contenido se consume mejor que en el iPhone, desde Twitter o Instapaper hasta TikTok, y te permite estar tumbado o recostado mucho más fácil que un MacBook. Cuando “no tengo nada que hacer” (siempre podría estar haciendo algo más productivo), normalmente estoy en el salón con algo puesto de fondo en el YouTube del Apple TV y viendo mi timeline de Twitter o mis artículos de Instapaper desde el iPad.

El iPad por el que he optado es un iPad Pro de 11” con 512 GB de almacenamiento y en color gris espacial, como todo lo que compro de Apple y que está disponible en gris espacial. Además, también he comprado (obviamente) el Apple Pencil y la carcasa Smart Folio. No he comprado un Magic Keyboard Folio ni ninguna carcasa con teclado o Trackpad porque me niego a convertir mi iPad en un MacBook; para eso tengo el MacBook. Pero reconozco que tampoco descarto hacerlo en un futuro.

No me imagino cambiando de iPad cada año, ni tampoco cada dos años, y reconozco que hay días que ni lo toco, pero pese a haber trabajado con iPad mucho tiempo, nunca había comprado uno para mí. El tiempo me dirá si se convierte en un indispensable dentro de mi día a día o si acaba expuesto en la estantería de mi salón junto a otras muchas cosas innecesarias que guardo.

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